lunes, 9 de marzo de 2015

Los Números no Cuadran

 por: Carlos Angulo

En el recientemente anunciado recorte presupuestal hecho por el Secretario Videgaray, se nos dan datos que no hacen sentido. Primeramente, el Secretario nos dijo que era necesario hacer el recorte por la caída de los precios internacionales del petróleo. Esto suena a primera vista lógico, porque más o menos un tercio del presupuesto de ingresos de la Federación depende de los ingresos derivados esencialmente de la venta del crudo mexicano. Sin embargo, si nos ponemos a analizar, tanto el Secretario Videgaray, como el Gobernador del Banco de México Carstens, nos dijeron que los ingresos perdidos están garantizados con “coberturas” que amparan la caída de los precios del petróleo.

Ante lo anterior, la primera incógnita que debemos de despejar es, ¿entonces por qué es necesario hacer un ajuste presupuestal si los ingresos presupuestales perdidos están garantizados por las coberturas aludidas por los dos más altos funcionarios gubernamentales, encargados de las finanzas y de garantizar nuestra estabilidad económica?

Mucha gente imagina que hay una especie de seguro que otorga una cobertura para aislarnos de las caídas de los precios del hidrocarburo. Pero esto, por desgracia, no es así.
Analicemos primeramente que son las famosas coberturas de los precios del petróleo. Mis amigos analistas en la materia, me dicen que se hacen a través de operaciones de futuros de mercancías realizadas en los mercados financieros internacionales, como en Nueva York o Londres, donde se llevan a cabo operaciones de compra y venta de commodities (es decir bienes fungibles) como el petróleo, apostando al futuro el precio que tengan.

El vendedor de futuros apuesta a que el precio del bien tienda a la baja y puede comprar una opción llamada put, que le otorga el derecho a vender en el futuro el petróleo, si le conviene, al precio pactado en la operación.

En contraposición, si un comprador estima que los precios van a la alza y quiere protegerse comprando una opción call, que le otorga el derecho de comprar el petróleo al precio pactado en la operación.

Todo esto conlleva una comisión por la mediación y un pago de primas por la opción. Los compradores de opciones tipo put (como es el caso de Banco de México) ejercerán su derecho si el precio del petróleo, al vencimiento de la opción, es más bajo que el estipulado en la operación. Si llegado el momento del vencimiento, el precio del mercado es superior al establecido en la operación pactada hacia el futuro, el comprador de la opción pierde el monto de la prima pagada por dicha operación.

Supuestamente, México resultó ganador en estas operaciones, ya que hubo compradores que le apostaron a que el precio del crudo subiría, dándose así la “cobertura” aludida tanto por Videgaray como por Castens.

En el entorno antes descrito, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público informó que se aseguraron 228 millones de barriles de petróleo a un precio promedio de $79 dólares por barril, mediante la compra de opciones tipo put, durante un lapso que transcurrió entre septiembre y noviembre de 2014. Este tipo de actos los opera Banco de México, por lo que se tuvieron que comprar alrededor de 5,300 opciones put, diariamente durante el lapso mencionado, considerando que este tipo de operaciones se hacen en lotes de 1,000 barriles.

El resultado de este extraordinario movimiento debió de haber dado como resultado la venta para México de 228 millones de barriles de crudo, a un precio promedio de $79 dólares por barril, cuando el precio en el mercado del mismo cayó hace unos días debajo de los $40 dólares por barril, con una utilidad fuera de serie para el gobierno mexicano, en el contexto de los mercados financieros internacionales.

Es curioso que la envergadura de estas operaciones no hayan llamado la atención de ningún analista financiero, publicación de negocios y no hayan tenido, inclusive, un efecto de distorsión del mercado de commodities.

Como resultado de esto, nos surge la duda razonable de porqué entonces se tuvo que hacer un ajuste presupuestal desde esta etapa temprana del año. Más aún, nos preguntamos, ¿porqué el gobierno nos castiga a los mexicanos vendiéndonos las gasolinas a uno de los precios más altos del mundo? Se estima que el precio de la gasolina en México se vende en razón de barriles de petróleo con valor que asciende a más de $110 dólares por unidad.

Los números que nos presenta el gobierno nomás no cuadran, si en efecto tenemos una cobertura de la caída de los precios del petróleo, entonces ¿por qué reducir el presupuesto de egresos de la federación, principalmente en inversiones productivas de PEMEX y de CFE, por qué castigar a los mexicanos con una carga fiscal enorme en el pago de los precios de la gasolina que están al doble de su valor de las gasolinas que se expenden en la frontera norte y en el sur de los Estados Unidos? Nosotros creemos que esta situación nos abre la suspicacia de que hay algo muy grave en las finanzas federales y se nos está escondiendo a los mexicanos.

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