por:
Carlos Angulo
En
el recientemente anunciado recorte presupuestal hecho por el Secretario
Videgaray, se nos dan datos que no hacen sentido. Primeramente, el Secretario
nos dijo que era necesario hacer el recorte por la caída de los precios
internacionales del petróleo. Esto suena a primera vista lógico, porque más o
menos un tercio del presupuesto de ingresos de la Federación depende de los
ingresos derivados esencialmente de la venta del crudo mexicano. Sin embargo,
si nos ponemos a analizar, tanto el Secretario Videgaray, como el Gobernador
del Banco de México Carstens, nos dijeron que los ingresos perdidos están
garantizados con “coberturas” que amparan la caída de los precios del petróleo.
Ante
lo anterior, la primera incógnita que debemos de despejar es, ¿entonces por qué
es necesario hacer un ajuste presupuestal si los ingresos presupuestales
perdidos están garantizados por las coberturas aludidas por los dos más altos
funcionarios gubernamentales, encargados de las finanzas y de garantizar
nuestra estabilidad económica?
Mucha
gente imagina que hay una especie de seguro que otorga una cobertura para
aislarnos de las caídas de los precios del hidrocarburo. Pero esto, por desgracia,
no es así.
Analicemos
primeramente que son las famosas coberturas de los precios del petróleo. Mis
amigos analistas en la materia, me dicen que se hacen a través de operaciones
de futuros de mercancías realizadas en los mercados financieros internacionales,
como en Nueva York o Londres, donde se llevan a cabo operaciones de compra y
venta de commodities (es decir bienes fungibles) como el petróleo, apostando al
futuro el precio que tengan.
El
vendedor de futuros apuesta a que el precio del bien tienda a la baja y puede
comprar una opción llamada put, que le otorga el derecho a vender en el futuro
el petróleo, si le conviene, al precio pactado en la operación.
En
contraposición, si un comprador estima que los precios van a la alza y quiere
protegerse comprando una opción call, que le otorga el derecho de comprar el
petróleo al precio pactado en la operación.
Todo
esto conlleva una comisión por la mediación y un pago de primas por la opción.
Los compradores de opciones tipo put (como es el caso de Banco de México)
ejercerán su derecho si el precio del petróleo, al vencimiento de la opción, es
más bajo que el estipulado en la operación. Si llegado el momento del
vencimiento, el precio del mercado es superior al establecido en la operación
pactada hacia el futuro, el comprador de la opción pierde el monto de la prima
pagada por dicha operación.
Supuestamente,
México resultó ganador en estas operaciones, ya que hubo compradores que le
apostaron a que el precio del crudo subiría, dándose así la “cobertura” aludida
tanto por Videgaray como por Castens.
En
el entorno antes descrito, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público informó
que se aseguraron 228 millones de barriles de petróleo a un precio promedio de
$79 dólares por barril, mediante la compra de opciones tipo put, durante un
lapso que transcurrió entre septiembre y noviembre de 2014. Este tipo de actos
los opera Banco de México, por lo que se tuvieron que comprar alrededor de
5,300 opciones put, diariamente durante el lapso mencionado, considerando que
este tipo de operaciones se hacen en lotes de 1,000 barriles.
El
resultado de este extraordinario movimiento debió de haber dado como resultado
la venta para México de 228 millones de barriles de crudo, a un precio promedio
de $79 dólares por barril, cuando el precio en el mercado del mismo cayó hace
unos días debajo de los $40 dólares por barril, con una utilidad fuera de serie
para el gobierno mexicano, en el contexto de los mercados financieros
internacionales.
Es
curioso que la envergadura de estas operaciones no hayan llamado la atención de
ningún analista financiero, publicación de negocios y no hayan tenido,
inclusive, un efecto de distorsión del mercado de commodities.
Como
resultado de esto, nos surge la duda razonable de porqué entonces se tuvo que
hacer un ajuste presupuestal desde esta etapa temprana del año. Más aún, nos
preguntamos, ¿porqué el gobierno nos castiga a los mexicanos vendiéndonos las
gasolinas a uno de los precios más altos del mundo? Se estima que el precio de
la gasolina en México se vende en razón de barriles de petróleo con valor que
asciende a más de $110 dólares por unidad.
Los
números que nos presenta el gobierno nomás no cuadran, si en efecto tenemos una
cobertura de la caída de los precios del petróleo, entonces ¿por qué reducir el
presupuesto de egresos de la federación, principalmente en inversiones
productivas de PEMEX y de CFE, por qué castigar a los mexicanos con una carga
fiscal enorme en el pago de los precios de la gasolina que están al doble de su
valor de las gasolinas que se expenden en la frontera norte y en el sur de los
Estados Unidos? Nosotros creemos que esta situación nos abre la suspicacia de
que hay algo muy grave en las finanzas federales y se nos está escondiendo a
los mexicanos.
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