por:
Carlos Angulo
El
desprestigio de los partidos políticos en México es una verdad axiomática. Esto
hace atractivas las famosas candidaturas independientes. La decepción de los
ciudadanos en los partidos políticos, deriva del hecho que éstos han entrado en
una dinámica de designación de candidaturas que en la mayoría de los casos no
representan liderazgos respetados por la sociedad, que carecen de los perfiles
adecuados, que son postulados por sus “méritos partidistas”, que en la mayoría
de las ocasiones obedecen a dinámicas de lealtades, a veces hasta con tintes de
mafia, hacia el interior de los partidos y muchas de estas candidaturas ni
siquiera se someten al escrutinio y a la competencia electoral, ya que son
candidaturas plurinominales.
Habrá
un cierto paliativo para la medición del desempeño de los legisladores, que
podrán reelegirse a partir de los que sean electos en el año 2018, pero los
legisladores deberán de ser postulados por los partidos políticos, con ciertos
requisitos, a menos que hubieran sido elegidos como candidatos independientes.
No
obstante lo anterior, los ciudadanos no adquieren una fuerza plena para la
postulación de las personas que consideren más idóneas para actuar como
legisladores, ya sea para la representación de las entidades federativas
(estados y Distrito Federal), como es el caso de los senadores, o para la
representación del pueblo de México, como es el caso de los diputados, así como
para la representación del pueblo de cada entidad federativa, como es el caso
de los diputados locales.
Consideramos
que una de las formas en que el ciudadano puede adquirir una fuerza real para
la postulación de candidaturas, es mediante el establecimiento de un sistema de
elecciones primarias. Para ello bastaría reformar básicamente la Ley de
Partidos Políticos y añadir un capítulo para estas elecciones a la Ley General
de Instituciones y Procedimientos Electorales.
Las
elecciones primarias podrían funcionar con un mecanismo mediante el cual, antes
de las elecciones, los ciudadanos se registrarían ante el Registro Nacional de
Electores, como simpatizantes del partido político de su preferencia, si algún
partido no obtuviera un registro de simpatizantes equivalente a cuando menos el
2% del Padrón Electoral, el partido político perdería su registro. Los partidos
que obtuvieran un registro superior al 2% del Padrón, abrirían un pre-registro
de sus militantes derivado de sus padrones internos y de ciudadanos que
quisieran solicitar su registro como pre-candidatos de dichos partidos,
reuniendo los requisitos internos del partido para esos efectos, en donde se
podría incluir el de la aprobación de los órganos internos del partido.
Luego
en una fecha anterior a la elección constitucional, el Instituto Nacional
Electoral o el Órgano Local Electoral correspondiente, realizarían las
elecciones primarias para la postulación de los partidos de las candidaturas
registradas, en las casillas de la elección ordinaria, en donde estarían
representados los partidos postulantes y sus precandidatos. De esta forma, los
ciudadanos erigirían a las candidatas y a los candidatos de su preferencia por
los partidos políticos en que se hubiesen registrado previamente como sus simpatizantes.
Los
ciudadanos que se hubieran registrado como simpatizantes de un partido
político, no podrían votar por candidaturas de un partido por el cual
previamente no se hubieren registrado. El registro de simpatizante sería
vigente únicamente para la elección primaria inmediata siguiente al del
registro.
Mientras
se realice una adecuada re-distritación para evitar la sobre-representación, se
podrían reducir 100 diputados plurinominales y se podría eliminar la totalidad
de los senadores de lista plurinominal.
Con
lo anterior, creemos que la democracia en nuestro país podría mejorar
exponencialmente, eliminándose la llamada partidocracia, otorgando al ciudadano
su poder de postular a las candidaturas de su preferencia por el partido
político que desee.
Con
esta reforma impulsaríamos a los partidos políticos a buscar a las mejores
mujeres y hombres, con los más adecuados perfiles, que tengan posiciones de
liderazgo y posicionamiento social en sus distritos, impulsando a los políticos
a ser leales a sus electores y no a deberles lealtades a sus partidos y
estructuras de poder dentro de los mismos, dándole poder al ciudadano de exigir
rendición de cuentas a sus legisladores y incentivar el buen desempeño de los
mismos, subiendo la calidad de los políticos de nuestro país que tanta falta
hace.
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