por:
Carlos Angulo
¿Para
qué sirven las giras presidenciales? Antes de dar nuestra opinión, hagamos una
breve descripción de cómo ocurren. Primero se lanzan especulaciones en la
prensa local en donde va a acontecer la gira, si viene o no viene el
Presidente. Hay artículos en los periódicos, reportajes; en fin, se calienta el
ambiente. Luego se ven por doquier los elementos de seguridad, la Policía
Federal, el Ejército, la avanzada del Estado Mayor Presidencial. No falta el
clásico remozamiento de camellones, la limpieza inusitada de calles que habían
estado descuidadas por años. Se pintan por todos lados en donde pasará la
comitiva presidencial rallitas en las calles, como si el Presidente se
estuviera fijando en esos detalles y por ello le fuera a hacer un favor al
Alcalde y Gobernador (que por cierto nunca falta) del Estado visitado. Luego el
día de la visita, aparecen por todos lados en puentes y postes, grandes
agradecimientos al señor Presidente de haber hecho x, w y z cosas, que no
necesariamente aplican al lugar visitado.
La
agenda del Presidente en su gira, generalmente consiste en inaugurar obras que
a veces tienen años de concluidas o que son meros remozamientos de obras
viejas. En el acto aparecen "las fuerzas vivas de la ciudad", como si
hubiera también fuerzas muertas. En primer lugar en el presídium está el
gobernador del Estado visitado, el Alcalde de la ciudad de la gira, el militar
a cargo de la plaza correspondiente, los representantes de los otros poderes
del Estado, el presidente del Poder Judicial y el del Congreso Local, y los
consabidos acompañantes del presidente a estas giras, que son varios
secretarios de estado, que en algunas ocasiones no tienen nada que ver con la
plaza visitada.
No
falta en la gira una comilona con los factores reales de poder de la ciudad
visitada, las Cámaras empresariales, las ONGs del lugar, de las que no sean muy
incómodas al régimen.
En
estas giras el Presidente escoge hablar sobre un tema de relevancia nacional,
que de alguna manera tenga relación con el lugar visitado. Normalmente el
Presidente habla como si fuera “Juan Camaney”, y el público responde
generalmente con un gran apoyo que se contagia. A veces hay incidentes aislados
de protestas, que normalmente no cubren los medios, aunque las redes sociales
no dejan de reportar puntualmente, con sus consabidos memes chuscos, mentadas
de madre como opiniones profundas de sus participantes, etc.
Ahora
vuelvo a mi pregunta original: ¿esto para qué sirve?. Se pretende con ello
mantener la legitimidad del Presidente. Dudo que esto lo logre. La gente está
harta de estos teatros. Sinceramente creo que el pueblo normalmente se molesta
con estas giras. Principalmente en un régimen que pierde su legitimidad a pasos
agigantados. Un régimen que cree que vive en el Siglo XX, que desprecia el
cumplimiento de la ley, que tiene altos niveles de corrupción y que es
ineficiente para combatir la delincuencia y para manejar la economía.
El
dispendio no nada más de gasto, sino la pérdida de horas hombre que debieran
estar haciendo cosas productivas, es enorme. En otros países del mundo, aunque
sí hay giras similares, sus formas y métodos son radicalmente diferentes, y no
son tan frecuentes como en México. No sabemos cómo gobierna el Presidente,
siendo México un país tan complicado, si no tiene un momento de reflexión para
poder tomar decisiones conscientes e informadas. Necesitamos a un Presidente
que con su Gabinete trabaje para el bien de la gente, que reflexione sobre lo
que es necesario hacer para que en México se respete la Ley, para que haya
instituciones fuertes y sólidas, para que no haya impunidad, que aplique
políticas públicas para impulsar la economía y tome decisiones de estrategia y
tácticas para combatir eficazmente al crimen organizado que cada vez se hace
más soberano en los territorios que domina. Ya he mencionado en columnas
anteriores, que el Presidente Peña está en sus últimas oportunidades de
enderezar el barco en México. Por desgracia, todo parece que las cosas seguirán
igual, y las giras Presidenciales se convierten en parte del problema.
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